Loma El Pabellón
Parroquia:
San Isidro
Labrador
Párroco Actual:
Pbro. Miguel
Ángel Rosales
Dirección: Loma del
Pabellón
Teléfono: 0424-743 79 30
Correo Electrónico:
miguelangelpsjb@hotmail.com
Año de Fundación:
10 de Marzo del
2013
Patrono: San Isidro
Labrador
Fiesta Patronal: 15
de Mayo
Horario de Misas
Lunes a Sábado: Misa
en los diversos sectores de la parroquia
Jueves:
05:00pm
06:30pm
Domingo:
08:00am
10:00am
05:00pm
06:30pm
Horario de bautizos:
Sábados 03:00pm
Requisitos:
Fotocopia de la
partida de nacimiento
2 padrinos
Charla
pre-bautismal
Catequesis que ofrece:
Pre-bautismal
Primera etapa
Segunda etapa
Tercera etapa
Adultos
Catequesis a las
parejas para la santificación de hogares
Horarios: Sábados a partir
de las dos de la tarde
Movimientos de apostolado:
Sociedad de San
Isidro Labrador
Legión de María
Cursillos
Sociedad de
María Rosa Mística
Sociedad de la
Virgen de Guadalupe
Sociedad de la
Virgen del Carmen
Escuelas de
Monaguillos
Coro Parroquial
Catequistas
Reseña Histórica:
Es
una parroquia que nace de la vida parroquial en un trabajo en conjunto de las
parroquias Santo Niño Jesús y la parroquia Nuestra Señora del Carmen; de esta
manera para tener una mejor atención a las familias y a los sectores de las
Lomas. Se decreta la erección de la parroquia eclesial San Isidro Labrador de
las Lomas un 10 de Marzo del 2013, para poder dar respuesta a las necesidades
de la pastoral en estas comunidades.
Párrocos que ha tenido:
2013 Miguel Ángel Rosales
Biografía del Patrono:
Nació
en 1080 en Mayrit o Magerit, como lo llamaban los cronistas árabes al futuro
Madrid, que entonces era una pequeña aldea. Santo español, patrono de la Villa
de Madrid y de los agricultores.
Aunque
no se tienen demasiados datos biográficos sobre el santo, parece ser que vino
al mundo en el seno de una familia humildísima, poco antes de la reconquista de
Madrid, en una casa situada donde en la actualidad se halla la calle de las
Aguas. Quedo huérfano muy joven y fue
acogido como mozo de labranza por un ricachón de Madrid que se llamaba Vera;
Isidro en el campo trabajaba con seriedad y durante los descansos se apartaba
para rezar y no participaba en las conversaciones y actos deshonestos de los
demás campesinos, gracias a su rectitud se ganó el aprecio de sus amos, lo cual
comenzó a despertar la envidia de sus compañeros de trabajo. Sus compañeros,
por envidia, lo acusaron varias veces ante el amo de abandonar el trabajo para
dedicarse a rezar. Interrogado sobre el particular, no lo negó, pero hizo constar
que todos los días ejecutaba todo lo que el amo le ordenara. El amo lo puso a
prueba duplicando sus obligaciones. Isidro no se arredró y, como de costumbre,
suspendía el trabajo en horas de oración y luego lo reanudaba con más ahínco.
Al anochecer todo estaba terminado. Se decía que mientras el rezaba, los
ángeles bajaban del cielo y trabajaban en su lugar.
Cuando
Alí, rey de Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro hizo como muchos otros y se
trasladó a Torrelaguna, donde continuó con el mismo género de vida, dedicada al
trabajo y a la oración, que había llevado hasta el momento. Fue precisamente en
la parroquia de esta localidad donde contrajo matrimonio con una joven llamada
María, natural de Uceda, cuya dote matrimonial fue una heredad en su pueblo natal,
lo que fue causa de que los esposos se establecieran allí para trabajar las
tierras por cuenta propia; María compartía totalmente sus inclinaciones
religiosas. Solo tuvieron un hijo. Cuando el niño creció los padres sintieron
un vivo deseo de hacerse monjes. María se retiró a un eremitorio e Isidro se
quedó solo.
E
Torrelaguna tuvo que trabajar para un rico propietario que en señal de
agradecimiento le dio una pequeña parcela. Isidro era un buen agricultor y,
después de la tierra del amo cultivaba la suya. Lo que conseguía lo dividía en
tres partes, una para los más pobres que él, otra para la iglesia y otra para
sus necesidades. Sus cosechas eran abundantes y despertaron la envidia de los
demás agricultores, que lo acusaron ante el amo “Isidro tiene un trigal
magnifico, porque no trabaja tus tierras todo el tiempo que debe”. El amo le
tomó la palabra y le dejo la paja con muy poco grano. Pero el buen Dios
multiplico el grano de Isidro que, como de costumbre lo dividió en tres partes.
En
1119, Isidro volvió de nuevo a Madrid, y entró a trabajar como jornalero
agricultor al servicio de un tal Juan de Vargas. Estableció su morada junto a
la Iglesia de San Andrés, donde oía la misa del alba todas las mañanas y,
luego, atravesaba el puente de Segovia -las tierras de su patrón estaban del
otro lado del Manzanares- para aprestarse al duro trabajo de roturar la tierra
con el arado. Se dice de él que daba cuanto tenía a los menesterosos, y aún a
las palomas hambrientas cedía las migas de pan de las que se alimentaba.
Con
el correr del tiempo decidieron los esposos separarse para llevar una vida de
mayor santidad; marchó así Isidro a Madrid, mientras María quedaba en Caraquiz
consagrada al cuidado de la ermita, la cual barría y aseaba diariamente, al
tiempo que pedía limosna para costear el aceite que alumbraba la imagen. La
separación duró hasta la última enfermedad del santo, cuando María tuvo noticia
por un ángel de la muerte de su marido. Corrió presta a la Villa y no se separó
del lado de su esposo hasta que éste exhaló su último aliento en el año 1130.
Luego volvió a Caraquiz y, después de unos años, también murió.
A
Isidro, como pobre de solemnidad que era, se le enterró en el cementerio de la
parroquia de San Andrés, en una tosca caja de madera sin cepillar.
Transcurridos cuarenta años, como los prodigios de Isidro seguían corriendo de
boca en boca, ante la insistencia del pueblo, se exhumó el cuerpo y se le dio
sepultura en el interior del templo. Se vio entonces que, a pesar del tiempo
transcurrido y de haber estado expuesto a las inclemencias meteorológicas,
todavía se conservaba entero y de color tan natural como si estuviera vivo,
prodigio que se ha podido comprobar en las múltiples traslaciones que de su
cuerpo se han hecho.
Cuando
Alfonso VIII vino a Madrid tras haber derrotado al moro en las Navas de Tolosa,
ordenó que el cuerpo fuera colocado en un arca bellamente policromada con
escenas de la vida de Isidro. La beatificación, pronunciada por Paulo V el 14
de junio de 1619, a instancias de Felipe III, fue acontecimiento largo tiempo
esperado por el pueblo madrileño; para conmemorar el evento se celebraron
grandes festejos, en el transcurso de los cuales se inauguró la plaza Mayor.
El
19 de junio de 1622, Isidro, que en la memoria del pueblo ya era santo, fue
canonizado por el papa Gregorio XV, junto a Santa Teresa de Jesús, San Ignacio
de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri. En 1657 el arquitecto fray
Diego de Madrid comenzó a levantar la capilla de San Isidro -primer ejemplo del
barroco madrileño-, aneja a la iglesia de San Andrés, destinada a contener la
urna del santo, cuyo traslado se produjo definitivamente en 1669. El 4 de
febrero de 1789, Carlos III ordenó que la urna fuera instalada en el antiguo
Colegio Imperial, que pasó a llamarse entonces Iglesia Real de San Isidro, y
que luego sería la catedral de Madrid.
Espacios:
La parroquia San
Isidro Labrador Cuenta con tres capillas parroquiales, distribuidas en los
sectores:
Loma de Mitimbis
Loma Isleta
Loma del
Pabellón
Ministros Extraordinarios:
Señor Remigio
Pérez
Teresa de Gudiño
Sectores que atiende:
Loma de Mitimbis
- Las cavitas
Loma Isleta
Loma del
Pabellón
Convivencias y
retiros a nivel de catequesis
Obras
parroquiales como: vendimias, rifas, y autogestiones.
Trabajo con los
consejos comunales para lograr la ayuda
gubernamental en la elaboración del proyecto de la casa parroquial y demás
áreas que conforman la misma.
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